La calidad del agua influye en la efectividad de los productos fitosanitarios

El agua utilizada en la aplicación de fitosanitarios juega un papel fundamental en su efectividad. Para lograr resultados óptimos es necesario considerar ciertas condiciones indispensables, como la elección adecuada del herbicida y el acondicionamiento del agua. En este sentido, es fundamental comprender los parámetros que definen la calidad del agua de aspersión, como la dureza, el pH, la alcalinidad y la turbidez. Estas características influyen directamente en el desempeño de los fitosanitarios y en su correcta aplicación.

Dureza y pH del agua

La dureza del agua se refiere a la concentración de minerales, como el calcio y el magnesio, y se mide en partes por millón (ppm). Se clasifica en agua blanda, moderada, dura y muy dura según sus rangos de concentración.

 

   – Agua blanda: menos de 60 ppm.

   – Agua moderada: entre 61 y 120 ppm.

   – Agua dura: de 121 a 180 ppm.

   – Agua muy dura: más de 180 ppm.

 

Por otro lado, el pH del agua determina su nivel de acidez o alcalinidad.

Conocer los niveles de dureza y pH del agua es esencial, ya que tienen un impacto significativo en la estrategia de control de malezas y en el acondicionamiento del agua de aplicación.

Alcalinidad y Turbidez del Agua

La alcalinidad se refiere a la capacidad del agua para neutralizar ácidos, mientras que la turbidez se relaciona con la presencia de partículas suspendidas que afectan su claridad visual. La alcalinidad afecta el pH del agua y se relaciona con la concentración de bicarbonatos, carbonatos e hidróxidos. Por otro lado, la turbidez puede deberse a sedimentos, arcilla, arena u otros materiales en suspensión.

Acondicionadores

Para mejorar la calidad del agua y lograr un control efectivo de malezas difíciles, se recomienda el uso de acondicionadores. Estos facilitan el mezclado con los herbicidas y la absorción del ingrediente activo en las plantas, mejoran la acción sobre las malezas y maximiza la eficiencia en la corrección de la calidad del agua potenciando así el efecto del producto aplicado.

Beneficios de Acondicionar el Agua de Aplicación

Acondicionar el agua de aplicación ofrece diversos beneficios, tales como:

Mejora la eficacia de los herbicidas

El agua de mala calidad puede interferir en la acción de los principios activos de los herbicidas y disminuir su efectividad. El acondicionamiento del agua ayuda a eliminar o reducir los contaminantes, permitiendo que los herbicidas actúen de manera más eficiente en el control de malezas.

Optimiza la activación de los herbicidas

Algunas formulaciones de herbicidas son sensibles a la alcalinidad o acidez del agua. Acondicionar el agua permite ajustar el pH dentro del rango óptimo, asegurando la máxima eficacia de los herbicidas.

Favorece la Solubilidad de los Herbicidas

Los sedimentos pueden obstruir los equipos de aplicación, disminuyendo la eficacia de los herbicidas y causando daños a los cultivos. El acondicionamiento del agua ayuda a eliminar o reducir los iones responsables de la formación de sedimentos, evitando su aparición.

Protege la Calidad del Suelo y del Agua

Mejorar la calidad del agua contribuye a reducir el impacto de los fitosanitarios en el suelo y previene la lixiviación hacia los cuerpos de agua. Para lograrlo, es crucial adoptar prácticas de manejo adecuadas, como el uso responsable de productos químicos, la implementación de técnicas de conservación del suelo, el monitoreo de la calidad del agua y la adopción de estrategias de gestión sostenible de los recursos ambientales.

 

Cuidar la salud de los productos vegetales comienza con cuidar el suelo y los elementos fitosanitarios que están bajo una rigurosa normativa de control. En SDi contamos con un equipo que promueve la innovación del sector y ofrecemos soluciones para la digitalización del mismo.

¡COMPARTE!